FAQ

Las instalaciones de energía solar térmica son aquellas donde se aprovecha la radiación solar para calentar fluidos a temperaturas inferiores a 100°C. Estas instalaciones son cada vez más habituales en viviendas, edificios, oficinas, colegios, hoteles, centros deportivos e industrias.
La energía solar térmica está cada vez más presente en las nuevasedificaciones; la aparición los últimos años de normativas de carácter obligatorio en los países desarrollados, ha contribuido a su crecimiento.
Las instalaciones de energía solar térmica tienen fundamentalmente el objetivo de calentar agua caliente sanitaria para consumo en los edificios, pero también tienen potencial para otros usos como el calentamiento de agua de piletas, apoyo de agua caliente para calefacción o para usos de procesos industriales.

Sumando toda la radiación solar en W/m2 que recibe un lugar determinado durante un periodo de tiempo, obtenemos la energía incidente en esa superficie. El valor resultante es la irradiación solar y se expresa en Wh/m2 (o en J/m2). Este dato es muy relevante para dimensionar una instalación de energía solar térmica y ver la idoneidad de los emplazamientos.
Por tanto, las zonas que más horas de radiación solar tengan y con mejores condiciones climatológicas para la radiación solar (atmósferas despejadas de nubes, nieblas, etc.) serán las áreas que más irradiación tendrán.
Por ej. la península ibérica (España y Portugal) tiene unos valores de irradiación elevados de entre 1.500 y 2.000 kWh/m2/año. En cambio, países como Alemania tienen irradiaciones menores (entre 1.000 y 1.500 kWh/m2/año), pero poseen mucha más superficie instalada de captadores solares térmicos.
En el continente americano, y más concretamente en Centroamérica y Sudamérica, los datos de irradiación son muy elevados, con valores entre 1.500 y 2.500 kWh/m2/año, lo que indica el enorme potencial de estas regiones para albergar de forma óptima instalaciones de energía solar térmica.

La energía solar fotovoltaica es una fuente de energía que produce electricidad de origen renovable obtenida directamente a partir de la radiación solar mediante un dispositivo semiconductor denominado célula fotovoltaica.
La universalidad del recurso hace de la energía fotovoltaica una solución muy prometedora para la producción de electricidad y el desarrollo de todos los países.
La modularidad, una de sus características principales, permite que sea aplicable a escalas tan pequeñas como una calculadora, hasta parques solares de decenas de megavatios de potencia instalada.

El sistema eléctrico tiene como objetivo satisfacer la demanda de electricidad de los usuarios. Su visión tradicional consiste en que esta electricidad se genera en grandes centrales eléctricas utilizando combustibles fósiles o recursos hidráulicos, que vierten esta energía en las redes de transporte para acercarla a los centros de consumo, normalmente alejados de la generación, y que las redes de distribución la reparten y entregan a los consumidores, con un papel pasivo. Este punto de vista corresponde a una estructura jerárquica y centralizada, con un flujo de energía unidireccional y vertical.
Sin embargo, los avances tecnológicos y las políticas en el ámbito energético han permitido el desarrollo de recursos energéticos distribuidos: generación distribuida, almacenamiento y gestión de la demanda. La integración de estos recursos en las redes eléctricas está incitando su evolución hacia las redes eléctricas inteligentes (smart grids en inglés), que tienen su foco en las redes de distribución, lo que da lugar a una estructura más horizontal y descentralizada, con flujos de energía bidireccionales y con una participación activa de los consumidores.
A su vez, se está produciendo la aparición de nuevos conceptos como las microrredes (sistemas de distribución en baja tensión junto con fuentes de generación distribuida, así como dispositivos de almacenamiento) y los prosumidores (prosumers en inglés) que son aquellos usuarios que generan su propia energía pero a la vez, están conectados a la red de distribución eléctrica con lo cual consumen energía de la red cuando la necesitan y pueden volcar excedentes de producción en caso los tengan.
De esta manera, la planificación y la operación de los sistemas eléctricos cambia al tener que considerar la incorporación de estos recursos energéticos distribuidos.

El crecimiento mundial se ha sustentado en un modelo energético totalmente dependiente de combustibles fósiles limitados y energía nuclear, de los cuales ya se conoce el impacto sobre el deterioro del planeta y su habitabilidad.
Se entiende por Eficiencia Energética a la disminución del consumo energético, sin que los servicios energéticos, nuestro confort o nuestra calidad de vida se vean afectados negativamente; así a la vez, se protege el medio ambiente haciendo un uso sostenible de los recursos.
La Eficiencia Energética junto a la progresiva sustitución de las fuentes energéticas no renovables son la herramienta para disminuir la dependencia energética de muchos países, la escasez de recursos energéticos, así como la necesidad de limitar el cambio climático y superar la crisis económica mundial.

Es una inspección, estudio y análisis del flujo de energía en un edificio, empresa o proceso, con el objetivo de comprender la energía que interviene en el sistema bajo estudio.
La Auditoría Energética busca oportunidades para reducir la cantidad de energía entrante al sistema, sin afectar negativamente a la salida. Cuando el objeto de estudio es un edificio se busca reducir el consumo de energía mejorando el confort y la salubridad. Si se trata de un proceso industrial se busca reducir el consumo de energía aumentando la productividad del sistema.
¿Cómo se pueden reducir los costos energéticos de una empresa?
El ahorro y eficiencia energética se pueden abordar desde múltiples niveles: la cultura energética de la organización, la tecnología disponible y la implantación de un sistema de gestión energética.