La potencia eólica se ha multiplicado por 45 en Brasil en los últimos diez años: 235,4 megavatios en 2006; 10.747 en 2016. Uruguay ha multiplicado la suya por 30 en el último quinquenio (el período Mujica). Chile tiene ahora mismo 23 proyectos de parques eólicos sometidos a evaluación ambiental (2.100 MW, una inversión estimada de 4.000 millones de dólares). El último informe del BBVA Research -«Renovables: la respuesta está en el viento»- retrata a los tres gigantes eólicos del Sur de América.
Brasil es la octava potencia eólica del mundo. Sus parques produjeron el año pasado el 7,1% de la electricidad que demandó el país (frente al 0,2% de 2006). En 2016, las inversiones en energía eólica alcanzaron los 5.400 millones de dólares, y fueron añadidos 2.014 MW eólicos al parque eólico nacional, que ha pasado de los 235,4 megas de 2006 a los 10.747 registrados el año pasado. El BBVA Research prevé sin embargo una «cierta moderación en los próximos años debido principalmente a la desaceleración de la economía», si bien estima que «el crecimiento del sector puede seguir siendo positivo a corto plazo». Así, considera que la capacidad «puede llegar a 16.500 MW en 2018, en cierta medida como resultado de las inversiones de años anteriores; sin embargo, en 2019 y 2020 el resultado más probable es que la capacidad permanezca en general estable».
Las raíces del milagro eólico brasileño, según el BBVA Research
La creación en 2002 de un programa público para incentivar las energías alternativas (Proinfa) constituyó, según el BBVA, «un hito». Su informe califica como «especialmente importante» la financiación proporcionada por el banco de desarrollo gubernamental (Banco Nacional do Desenvolvimento) «y la compra de energía eólica a través de subastas reguladas por el gobierno». Además, el impacto de la crisis de Lehman Brothers en las economías avanzadas y las perspectivas positivas para la economía brasileña -añade el BBVA- fueron «claves para atraer la inversión extranjera». Gracias a ello -concluye-, surgió una industria de energía eólica relativamente dinámica, constituida por empresas extranjeras y nacionales con un grado relativamente alto de competencia.
En el marco del Acuerdo de París, el país se ha comprometido a reducir las emisiones en un 37% hasta 2025. En este contexto -explica el BBVA Research-, el plan de expansión energética de diez años del gobierno esboza un escenario en el que la capacidad de energía eólica alcanza los 24.000 MW en 2024, lo cual «allana el camino para políticas públicas de apoyo al sector de la energía eólica en los próximos años». A la luz de todo ello, el BBVA considera que, «aunque el crecimiento económico probablemente no será tan positivo como en la década anterior, las políticas públicas, junto con el aumento de la competitividad del sector, respaldan la perspectiva de que el sector eólico desempeñará un papel cada vez más importante en los próximos años».
Fuente:https://www.energias-renovables.com/